lunes, 21 de junio de 2010

A propósito de AGUA y TRANSFIGURACIÓN O EL SONIDO de Cromwell Castillo Cabrejos. Por Roy Dávatoc

Roy Dávatoc en la Universidad La Cantuta.
Recital de su grupo poético Letra en Llamas.
.
En la vida y el amor soy un tipo que va por locaciones, que no precisa de sucursales para establecer una línea que puedo seguir sin romper el patrón por el cual suelo regirme al momento de tomar decisiones y/o dar mi opinión con respecto a lo que hago y leo, como es en este caso.

Cito la vida y el amor para hablar de la poética de Cromwell Castillo Cabrejos, porque en ambos casos me permito ver desde cualquier ángulo, analizar y tentar a dar mi breve opinión respecto a su obra.

La poesía de Castillo se deja observar de afuera hacia adentro: Análisis del hombre y todo el caos que lo habita.

Cromwell no se aparta del escrutinio como ser humano y se puede reflejar en un extracto de su poema 4:

“Más allá, en mí,
correspondo al impulso súbito
de parecer Agua:
Ella tiende a sublimarse;
yo asisto a esa evasión.”

Y en efecto; el poeta ve cómo algunas posibilidades se desvanecen; empero, parece que le gusta ir en contra de todas las opiniones con tal de alcanzar lo que anhela; no se rinde, no acepta el rechazo, porque hay en él una luz que lo incita a la lucha como bien lo describe en una parte de su poema 5:

“Sentado a su orilla,
he fijado en mí la fascinación de un pozo.
Es breve y minúsculo
en comparación con mis sueños,
excepto
cuando lanza variaciones semejantes
desde lo inalcanzable.
Tocar
por un instante sus designios
es desfigurar con certeza
lo que aún no sé…”

Así pues, me responsabilizo de estas palabras al afirmar que, Cromwell trata de comprender los demonios que lo habitan y lo despojan de las cosas comunes.
Para ello cito un extracto de su poema Sucesión:

“En mí
hay otros que caminan hasta el final del día,
y toda escena diferente que originan
se parece a mí en lo insondable.”

Pero al poeta esto no le basta y reconoce ser parte y todo de algún cambio que espera y reclama. En su poema Transfiguración deja clara su palabra y lo que ella encierra:

“Para ser otro
me fijo la máscara de un hombre.
¿Qué podría decir ahora con esta máscara?
La distancia de mí hacia mí me hace ciego,
y en ti
nuestros ojos son distintos y multiplicados.”

Para finalizar cabe agregar que, aquel que se atreva a leer esta obra de Cromwell Castillo, tendrá el grato reencuentro consigo mismo, la luz, el caos y la propagación de su propio mal en todos los sentidos para vivir y convivir con ellos contenidos día a día.

Lima, 27 de Marzo de 2010.

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