sábado, 11 de septiembre de 2010

Grupo Literario Legión de Trujillo o el viaje a lo incognoscible y trascendente. Alberto Zelada se pronuncia

LEGIÓN (Trujillo, La Libertad, Perú), es más que un grupo de seres desposeídos y de estilos heterogéneos; mucho más que un simple afán de crear frases abiertas a cualquier tipo de significación gratuita y quizá con cierto deseo inconsciente de figurar entre el mar del tiempo que nos rodea y nos absorbe a diario… Es simplemente un puñado de personas que tratan de purificarse por medio de la armonía y el signo desbordante que encierra todo acto literario; entes propensos a incinerarse en rituales catárticos amamantados de arte, LEGIÓN es un sino natural y trascendente, un viaje a lo incognoscible, la nada hecha materia verbal y simbólica, la regresión al lenguaje único e inalterable de la Literatura en todas sus formas… Eso y nada más.

Aquí una de sus voces: Alberto Zelada



El monstruo del lago
La única imagen que se tiene del monstruo del lago es una vieja instantánea en la que se aprecia a Walter Scott posando con las aguas a sus espaldas, desde donde se asoman apenas la figura borrosa de un cuello largo y una cabeza. Dicha foto ha sido criticada muchas veces y su veracidad puesta en duda por algunos expertos pues nadie sabe quién la tomó ni cuándo. De Scott nunca más se volvió a saber. Hasta ahora.

Una segunda fotografía ha sido encontrada y verifica la existencia del extraño ser de la famosa instantánea. En la imagen restaurada se puede ver al monstruo muy cerca de Walter que, algo desenfocado e ignorando su presencia, sonríe mientras parece ser acechado.

El asesino
La mañana del 02 de agosto de 1982, Miles Cooper se levantó temprano, se aseó con premeditado detalle y se vistió de uniforme militar; verificó el estado de sus armas y el plan elaborado con tantos meses de anticipación. Revisó la lista y la rutina de quienes iba a asesinar, enfundó su automática de 9 mm y cogió una cámara de video.

Su familia no volvería hasta el siguiente día.

Diez minutos más tarde y tras haber finalizado la grabación donde confesaba su odio y excusa para cometer lo que él había llamado selección natural de las armas, Miles dejó la videograbadora sobre su cama recién hecha y se enfrentó al espejo.

Estuvo contemplándose otros quince largos minutos hasta que su expresión se volvió hosca hacia la imagen que le devolvía la superficie pulida. El muchacho, completamente excitado, saco su escopeta modificada de cañón corto y apuntó contra el espejo: otro muchacho le miraba con odio y le apuntaba con un arma. Por último, soltando una risa patética disparó.

La mañana del 03 de agosto de 1982, la policía y los curiosos se amontonaban ante la casa de Miles. Colin Cooper, su hermana menor, lo había encontrado tendido boca abajo y rodeado de un charco de sangre: tenía un trozo del espejo incrustado en la garganta.

Madera
Cuando Pinocho creció se convirtió en un apuesto y adorable mancebo. El Hada, al verle, cayó perdidamente enamorada de él. Mas Pinocho era un joven cándido y en su corazón aun no se había anidado la lujuria.

El Hada, entonces, empezó a seducirlo; le enseñó que los placeres eran una forma de vivir y, con falsas promesas, convenció a Pinocho para que volviera a ser una marioneta de madera nuevamente. Pues creía ella que en ese estado sería más fácil aprovecharse de él.

El inmaduro muchacho hacía todo lo que ella le pedía.

Pinocho es ahora un títere, un apuesto mancebo de madera. El Hada se acerca hacía él. Lúbrica, recuerda las cualidades de su nariz frente a las mentiras. Imagina.

Con sutileza, le atrae hacia ella, le desnuda. Le enreda en reproches y preguntas para hacerle caer en contradicciones. Pinocho cede y trata de complacerla, de decirle incluso que la ama…

Pero las mentiras ya no funcionan como antes.

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