martes, 21 de diciembre de 2010

VÍCTIMAS DEL VACÍO: EMPIEZA A AMANECER, en Chiclayo. Banda emblemática de rock independiente vuelve a los escenarios

La primera banda de culto de Chiclayo nos ofrecerá una presentación el día 22 de diciembre del 2010 en las instalaciones de la Dirección Regional de Cultura de Lambayeque; sito en Av. Luis Gonzales Nº 345 Chiclayo, a horas 7:00 p.m.

VDV metaboliza el arte y la expresión en un concepto artístico: la creación.
Después de 14 años vuelca la experiencia vivida en este trabajo que desafía los cánones establecidos en nuestro entorno artístico proponiendo una muestra muy particular de rock experimental romántico Chiclayano.

Paco Irigoyen, Luis Bocanegra, Lalo Castro, Vico Castro, Miguel Montejo, Franz Robles, Christopher Berrios integran actualmente este proyecto independiente musical que tiene como objetivo circular un demo grabado en el año 2006 y que buscarán posteriormente grabar un disco más formal con una presentación muy exclusiva con fines de exportación.

Para esta fecha y cerrando el año "los víctimas" nos darán un hermoso concierto de 90 minutos donde escucharemos temas como "Instintos", "Mantra", "Yo viajé" , "Llora y gime en mi", "Ven Feliz", "2001", entre otros.
Con una proyección de imágenes que mostrarán parte del concepto y raíz de sus temas, despiden el año invitando a todos los amantes de la buena música.

Con el ruego de su difusión


INFORMES:
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viernes, 10 de diciembre de 2010

Presentación de GUARDIÁN DE ACANTILADOS, poemario de Joe Montesinos Illesca. Presentan: Juan Carlos de la Fuente, Paul Guillén y Carlos Morales Falcón

INSTITUTO RAÚL PORRAS BARRENECHEA

LUNES 13 DE DICIEMBRE DE 2010

PRESENTACIÓN DEL LIBRO
GUARDIÁN DE ACANTILADOS
DE JOE MONTESINOS ILLESCA

El Instituto Raúl Porras Barrenechea se complace en invitar a la presentación del poemario Guardián de Acantilados de Joe Montesinos. Dicho evento se realizará el lunes 13 de diciembre de 2010 a las 7:00 p.m. en el Instituto Raúl Porras Barrenechea (Calle Colina 398, Miraflores - Alt. cuadra 52 de la Av. Arequipa). Comentarán el libro Juan Carlos de la Fuente, Paul Guillén y Carlos Morales Falcón.
Están todos invitados.

INGRESO LIBRE.
BRINDIS DE HONOR.

Más informes: 619-7000, Anexo: 6102 / Telefax: 445-6885
institutoraulporrasb@unmsm.edu.pe
institutoraulporrasb@gmail.com
pajarosenloscables@gmail.com

NOTA:

Reenviar este mensaje para una mejor difusión. Muchas gracias.

martes, 7 de diciembre de 2010

La guionista y directora hispano-peruana Rocío Santillana recibe en Buenos Aires el Primer Premio Adolfo Bioy Casares de Cuento

Madrid, 12 nov. 2010. “No creo en dioses, diablos ni ángeles, ni en madres condenadas a ser vírgenes para ganarse la devoción de nadie. Por no creer, no creo en mi propia madre, ni en su devoción por la Virgen de la Candelaria”. Así comienza “Crónica agnóstica de la Candelaria”, relato ganador del IV Concurso Adolfo Bioy Casares 2010 cuyo acto de entrega se celebró en el Salón Rojo Municipal de Las Flores el pasado 30 de octubre. En tono de humor y realismo mágico, la historia narra el viaje de una escritora agnóstica y feminista y su ferviente y creyente madre a la fiesta religiosa más importante de Puno (Perú). Más allá de creencias, el relato es un canto al vínculo emotivo entre madres e hijas y al regocijo de la danza y el color. De nacionalidad española y nacida en Lima, Rocío Santillana muestra su satisfacción ante el premio. “Es un reconocimiento a mi faceta literaria que estimula mi trabajo creativo global”, reconoce la autora y directora, cuyo cortometraje “Erocéntrica” (La Habana 2009) fue proyectado el jueves 11 de noviembre en la VIII Muestra de Cine La Mujer en Escena de Málaga. Este videopoema basado en su libro “Erocéntrica Poesía Inconsecuente” presentado en La Habana, Lima y Madrid, supuso su bautizo como poeta y videoartista. “Yo no creo en premios, ni tampoco en milagros…” declara en su cuento agnóstico de autoficción que hoy dedica a su madre y agradece a la Candelaria. El premio ya lo tiene. El milagro de su próximo proyecto que aunará literatura y audiovisual está aún por realizarse. “Trabajo, constancia y un poquito de fe” es la clave de Rocío Santillana para perseguir ése y otros “milagros”.

El cuento galardonado y la obra audiovisual de Rocío Santillana se pueden consultar en su Blog Inconsecuencias http://rociosantillana.blogspot.com

lunes, 6 de diciembre de 2010

Poemas de Laura Rosales

Entre la realidad y el sueño
He naufragado sobre el ojo del mundo. He naufragado hasta encontrar a la muerte vestida de cebra, quitarle las rayas y liberarla de si misma. He caminado como siamés perdida, buscándote en cada latido de mi órgano vital (azul), con una música feroz de fondo yaciente sobre el borde de mi nuca. Estoy varada en medio del jardín en donde persiste la razón. Los fríos estandartes del mundo han hecho de mí una niña sin muñecas, un pequeño animal borrado por el fuego.
Anudo los hilos que confinan los ríos coagulados por la sangre de Ícaro. La tempestad no podrá hallarte. Voy a cargar el cielo verde que cae sobre ti con todo su peso. Seamos tú y yo: el génesis.
Ven y sálvame.

Atmósfera

Tejo el perpetuo fuego de mi infancia
con delicados hilos azules.

Tejo los agujeros de mi pecho
por donde busco goce en la memoria.

Tejo y destejo
sola y sin manos.

¿quién teje la madriguera del tiempo

con orladas flores de inminencia?
desde el nacimiento del navío
naufragante sobre el pestañeo de tus ojos
nuestra carne ha sido alimento
de aves de rapiña
famélicas y tristes
como el espanto de los niños
que no azulan sus caparazones
que no elevan sus brazos
para tocar libélulas cantoras
sobre el ventanal del mundo
sobre las sombras de los hombres
y los hombres

dentro de tu boca
el sol ha construido
una música sagrada,
los ríos han quebrantado
la impavidez de las madres
como quien toca una piedra
con el pico ocre de la infancia

hubo un tiempo
en el que fuimos animales cristalinos
nos atragantábamos
de peces lunares
de abejas herrumbradas
por el alma del nenúfar

¿recuerdas las cometas
atadas al árbol de casa?

¿a los columpios en sosiego
tras la espera de las sombras?

se ha extinguido de la tierra
el verdor de los puentes
que lloran todavía,
los libros de historia no hablarán de eso,
pero sí los pentagramas sujetados a mi cadáver
pero sí el vuelo
del rey pez sobre la vida
pero sí la lluvia
las piedras
sí la telaraña sobre el bostezo
de mi sueño inexpugnable.

(A Joe, mi frazadita)
Toda la sal al viento

nada de simulacros

la eternidad se abre
ante el canto
de un langspil que ama

mar, corpóreo pájaro de luz
espada acariciando
la sombra

el pájaro es pájaro
su sombra, yo

paisaje marino
somos del mar
de Varo y de Tilsa

aquí pulsa una música azul
fiesta en el corazón
y cantas.

Celdas
Como criatura que respira silencios
permanezco en mis estancias
en la fosa donde encuentro
el llanto baldío de todo lo que nace.

Aquí las piedras se descomponen
como la carne de los cuervos
que olvidamos sobre el filo
de nuestro abismo matutino,
y solo el deseo de la soledad
de lamer el espíritu de los espejos
ríe junto al muro donde mamá y papá
escribieron el poema más triste
con su carne…

Arrojo mi corazón desde la torre más alta
Apuñalo mi garganta con un talismán

El principio de mis voces en un muro
el frenesí del tiempo
enamorado de una imagen

¡Trágame la vida!
¡Devuélvele la jaula
a nuestro pájaro de fuego!

La ausencia hace volar
la infinidad de nuestra médula
un reino de soles negros
corona nuestro nuevo nacimiento,
el manto que cubre
la inquietud de los mares
y el de todos nuestros yoes atrapados
en estas estructuras.


LAURA ROSALES. Lima, 1989. Estudiante de Ciencias Administrativas. Poemas suyos han sido publicados en revistas impresas y virtuales; y ha participado en diversos recitales poéticos. En el 2009 obtuvo el primer puesto en el IX Concurso de Cuento Juvenil "Cesar Vallejo", organizado por el INC y la Municipalidad de Trujillo. Ha sido antologada en Suicidas Sub21 (Mondo Kronhela Literatura - Argentina). Actualmente forma parte del comité editorial de la revista de creación Ónice. Pronta a publicar su primer poemario.

Asociación Grupo de Trabajo Redes: Presentación del libro LOS VERSOS ESCONDIDOS a cargo de Rocío Silva Santisteban, Blanca Figueroa y Javier Garvich

LOS VERSOS ESCONDIDOS
poesía, adolescencia y trabajo infantil doméstico

Lima, noviembre 2010. La Asociación Grupo de Trabajo Redes (AGTR) presenta el poemario LOS VERSOS ESCONDIDOS: poesía, adolescencia y trabajo infantil doméstico, el cual consiste en una antología de poemas escritos por adolescentes de 13 a 17 años en trabajo infantil doméstico (TID) o ex TID, estudiantes de secundaria de instituciones educativas de Pamplona Alta, distrito de San Juan de Miraflores.

Esta recopilación es producto del trabajo realizado por Javier Garvich, sociólogo integrante del equipo de trabajo de la AGTR, quien a través de un pequeño Taller de Creación Literaria desarrollado con estudiantes de la I.E. La Inmaculada y de la I.E. La Rinconada, ha logrado forjar en ellos un gran interés por la lectura y la creación poética.

El libro será presentado por la destacada poeta y periodista Rocío Silva Santisteban, quien estará acompañada por Blanca Figueroa, presidenta del consejo directivo de la AGTR, por Javier Garvich, coordinador del Taller de Creación Literaria, y por un representante del Ministerio de Educación.

Este evento es gratuito y dirigido al público en general. Durante la presentación se hará entrega de un ejemplar del libro a cada uno de los asistentes.

La Asociación Grupo de Trabajo Redes (AGTR) tiene como objetivo promover que las personas excluidas por su pobreza, género, edad, color, lengua, o cultura, se reconozcan ellas mismas como sujeto de derechos, y con ese empoderamiento hagan valer sus derechos económicos, sociales, culturales, ambientales y otros, con el apoyo de una red de aliados del Estado y de la sociedad civil.

Lugar: Casa Museo Ricardo Palma
Dirección: General Belisario Suárez 189, Miraflores.
Días: Jueves 9 de diciembre de 2010.
Hora: 3:00 p.m.

INGRESO LIBRE

Para mayor información, contactar a Ana Mónica Vílchez, responsable de imagen y comunicación institucional de la AGTR, a través de a los teléfonos: 999-640966 / RPM # 904541, o al correo electrónico:
casadepanchita.prensa@gmail.com

Con el ruego de su difusión.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Cinosargo Ediciones y Quijotera (Grupo Literario) presentaron sus nuevas plaquettes. Cromwell Castillo (Perú) y Francisco Enríquez Muñoz (México)


Estos títulos, adelantos de libros, más las anteriores plaquettes de Cinosargo y todo nuestro catálogo de obras impresas, La Danse Macabre, Shhh, Gramma, Necrospectiva VOl.1, Pop, y Realidades Dialogantes se presentaron en nuestro stand de la 30ª versión de la Feria Internacional del Libro de Santiago.

A continuación dejamos como muestra las portadas de los textos, no sin antes destacar que nos complace la presencia de dos autores internacionales en esta nueva tanda de ediciones en formato plaquette. Nos referimos al poeta peruano Cromwell Castillo Cabrejos con la edición de FUEGO y el mexicano Francisco Enríquez Muñoz con el título CUENTOS TAN LINDOS COMO UN TAMPAX USADO FLOTANDO EN EL AGUA TURBIA DE UN RETRETE SUCIO.

Cinosargo tiene la palabra...

Daniel Rojas Pachas.
Director de Cinosargo Ediciones.
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Al otro lado de la navidad. Por Stanley Vega

Una vez más diciembre ha llegado y la nostalgia lentamente se mete bajo la camisa, oprimiendo el pecho. No hay lugar donde los villancicos dejen de entremezclarse con el aire citadino. El ruido de radios y televisores se multiplican en casas, barrios, en la ciudad entera. Innumerables luces de colores que se apagan y encienden cuelgan en ventanas y árboles. El mes de la navidad ha llegado y el agónico aire de la primavera me ha lanzado una fría gota de lluvia que acaba hundiéndose en el alma.

No es que quiera ser egoísta pero diciembre debería pasar rápido o en el mejor de los casos lo primero que debo hacer a estas alturas es proveerme cuanto antes de una buena dosis de somníferos. Y pasar el mes durmiendo. Sin sentir el menor agobio.

Pero no siempre la llegada de navidad me causó este tipo de aflicción. Todo lo contrario, era una de las fechas que con más ansiedad esperaba. Y claro, fue la época en que era niño y creía que la vida era una duradera candelilla iluminada por chispitas.

Recuerdo que durante los primeros días de este mes mis primas, Elsa y Miriam comenzaban a desempolvar las cajas de cartón donde se hallaba guardado el Nacimiento: mulas, bueyes, ovejas, (y con el tiempo fueron aumentando: gallos, loros, asnos, caballos, incluyendo perros y elefantes), algunos pastores, los Reyes Magos, San José, la virgen María y, por supuesto el niño Jesús, todos ellos hechos de arcilla y envueltos en hojas de periódicos pasados. Además, estaban la estrella de Belén, el pasto artificial y los pliegos de papel pintados de verde, salpicados con otros colores. En toda la casa se apreciaba una algarabía de fiesta.

Años antes, cuando mi abuela materna, – la única que he conocido – estaba viva, los niños del barrio solían visitar las casas y cantar villancicos frente al nacimiento. Así que ella, como las otras vecinas, en señal de agradecimiento les daba caramelos, empanadas o un pedazo de panetón. Yo, cuánto había deseado ser parte de aquel grupo, especie de toribianitos arrabaleros, pero nunca me dieron permiso. Y es que no existía luz eléctrica en el barrio. Llegaba hasta la próxima cuadra de mi casa. Mi madre, la abuela y mi tía, siempre han creído que dentro de la oscuridad habita la maldad. Se imaginaban que me perderían en ella. Ni por acá pensaron que existía otra tiniebla, otro inminente peligro en alguna parte del camino: la poesía.

Y aunque Papá Noel jamás llegó por mi calle, no dejaba de esperar mi regalo, así sea el más sencillo, generalmente ropa, calzado o algún juguete. De este modo, a la hora de la cena, todos los primos (Sonia, Miriam, Toño y Diana) nos paseábamos luciendo flamante atuendo o viendo emocionados la función de un nuevo juguete.

Mi abuelo, hasta hoy acostumbra a colocar al niño en su pesebre, un niño que tiene más de treinta años, el dedito gordo del pie quebrado y un inconfundible pañal celeste. Desde hace buen tiempo es el único padrino. Pero ya no le pone dinero como anteriormente lo hacían sus antecesores. Solo le reza y acunándolo entre sus manos lo acerca hacia nuestros labios para darle un beso. Además, hace tiempo que nuestro Nacimiento se va reduciendo a unos cuantos animales y mi hermana Katy, quien es la que ahora persiste con la tradición, apenas necesita una repisa para poder armarlo. En los ojos del abuelo, a veces me veo niño y siento que vuelve a vernos correr por la casa, haciendo bulla, gritando. Pero ya Sonia y Diana están lejos. Toño bebiendo. Hernán y Matilde en alguna parte de la noche que invita al olvido. Sin embargo han nacido nuestros primeros sobrinos: Sofía, Alonso, Adriana, Diego y Santiago. La Navidad con ellos vuelve a tener sentido.

Bueno, lo último que acabo de decir es una manera de hacer liviana la nostalgia. El viento de la vida no ha cesado de arrojar polvo en mis ojos. No es este el mundo que yo me imaginé de niño. Era otro. Allí no había guerras, hambre, corrupción, latrocinio, comercio. Un mundo de pocos metros, pocas horas pero feliz.

Intentaré encontrarlo en mis sueños.

sábado, 4 de diciembre de 2010

El día que MVLL me miró a los ojos. Por Robert Jara Vélez. Texto sobre el admirado y celebrado Mario Vargas Llosa

Creí, por cómo se venían dando las cosas, que a MVLL jamás le darían el nobel de literatura. No sé si MVLL se habría resignado a no ganarlo, pero lo que sí sé es que yo me había resignado a no verlo ganar, a pesar que desde mi experiencia literaria, breve y fragmentada, desde que lo conociera, creí que merecía ganarlo. En realidad mi resignación no era más que una estrategia vital que me permitía soportar la mezquindad del jurado del premio nobel.

Tal es así que esta vez, justo esta vez, no he estado al tanto de los resultados del nobel; y esta vez, justo esta vez, es cuando se lo gana. Ironías de la vida. Recuerdo que en Puerto Rico, cuando argumentaba que MVLL se merecía el nobel de literatura, la mayoría (tal como también sucede en el Perú) argumentaba que no, porque el hombre era (neo)liberal, o porque había renunciado a la izquierda, o porque era de clase alta, o porque le había propinado un puñetazo al nobel colombiano, etc. Todos los argumentos expuestos tenían un matiz común: eran argumentos extraliterarios. Y claro, el que fuera eternamente nominado al nobel de literatura y el que eternamente no se lo (conce)dieran, operaba como un certero espaldarazo pro argumentos extraliterarios, mientras a mí me provocaba un sentimiento de frustración e impotencia: si por mí fuera le doy el nobel sin pensarlo dos veces. Pero no, yo no existo , en absoluto, para la maquinaria operativa del nobel; por lo que no me restaba más que mascullar a solas el deseo de ver un día en todos los noticieros del mundo la noticia: MVLL gana el premio nobel de literatura.

No discuto si es la mejor noticia que han tenido los peruanos en muchísimos años, pero sí confieso que es la noticia que ha suscitado en mí una alegría tan infinita como la tristeza que me causó la noticia del fallecimiento de José Watanabe. Para mí es una noticia sin parangón, una noticia que creí jamás escucharían mis oídos. Nunca deseé tanto, nunca defendí tanto y con tanta pasión un bien para otro como me ha sucedido con el premio nobel de literatura para MVLL. ¿Por qué?: porque simplemente lo admiro, desde las calles de su mundo literario, desde ese mundo ficcional, desde ese mundo que me ha dado tanto. La literatura es la literatura, y punto. Eh ahí el sustento de mi admiración incondicional, desinteresada. Eh ahí el impacto de Los cachorros (y Los jefes) en mi juventud, y para siempre. De ahí que si MVLL esto, que si MVLL lo otro, poco importaba después de que MVLL había calado en mi vida desde sus avenidas literarias. La literatura es la literatura, y punto. De ahí quizá que jamás he podido negarle, y mis allegados lo saben, la trascendencia literaria de MVLL. De ahí que los argumentos extraliterarios no operaron en mí como elementos de apantallamiento, como elementos de (pre)juicio trasnochado que no hacen sino legitimar la otrora eterna negación del nobel de literatura a MVLL. Qué importa (es un decir) el MVLL político, el MVLL pensador, si con el MVLL literato es más que suficiente (y justo) para evitar ningunearle el nobel de literatura.

Mi admiración por MVLL ha sido tal, que es uno de los tres o cuatro seres que admiro. Creo, que por fin el jurado del nobel o dejó de lado los criterios extraliterarios o bien los ha aceptado (masticado) para concederle el nobel de literatura a uno de los mejores y más prolijos escritores del mundo (no sólo del Perú). Al fin, después de más de dos décadas, el jurado del nobel ha hecho justicia. Al fin el premio nobel ha borrado de su lista de omisiones históricas una omisión que desde ya lo perseguía como una sombra. Esta vez, como pocas veces sucede, el premio nobel, como ya otros lo han expresado, se ha premiado como nunca así mismo. Pero, al fin, este otro cholo universal ha conseguido el premio literario universal por antonomasia, premio que no legitima la calidad literaria de MVLL, sino que simplemente le hace justicia; lo pone en la vitrina del mundo entero, en los más insospechados escaparates de difusión literaria. Al fin, sí, al fin, aquel escritor que despierta pasiones polarizadas y diversas, no consensuales como tantos quisieran, ha recibido el nobel de literatura. Sí, al fin; luego de tan larga espera; al fin de una espera, que en mi caso procuraba olvidar por injusta. ¿Qué dirán ahora los que rogaban que no le dieran el premio nobel de literatura a MVLL? : unos, olvidando el pasado, se subirán al tren llamado MVLL a celebrar; otros, por aquello de no torcer el brazo, persistirán estacionados en sus prejuicios extraliterarios; otros, estacionados en el desdén y/o en la mezquindad, dirán que da igual, que no es para tanto… y un par, sólo un par, estacionados sobre la literatura misma, convencidos de su propia exégesis literaria, sentenciarán que la obra de MVLL no merece tanto.

El día domingo, 27 de julio de 2008, asistí a la 13º Feria Internacional del Libro de Lima, donde se presentaba MVLL. Sólo fui por verlo, en persona. Como un fan enamorado, como un niño a empujones me procuré un lugar cerca de él. Claro, me hubiera gustado tocarlo, pero no me fue posible por la turba de gente que ostentaba lo mismo que yo. Así que me contenté con estar a cinco metros de distancia. Como le comenté a mi esposa, quien me acompañaba, yo quería ir a la feria con el sólo fin de poder ver en persona al escritor peruano que más admiro, al escritor peruano que cada año a año le niegan lo que hace más de dos décadas debieron darle: el premio nobel de literatura. Recuerdo que bromeaba (pues me había resignado a que MVLL nunca ganara el nobel) que me iba a la feria a conocer al futuro premio nobel de literatura. Recuerdo que haciendo mañas levantaba mi cámara por sobre las cabezas de los que estaban en mi delante para poder tomarle una foto, pero nada. Para lograrlo no se me ocurrió mejor idea que propinarle un empujón a la señora que delante de mí se desvivía por lograr ver a su héroe. El empujón fue tal que la señora pego un grito que hizo que todos hicieran silencio. Entonces pude ver que MVLL se puso a buscar con la mirada el lugar del tumulto, y entonces fue que sucedió el milagro: MVLL, sí, MVLL posó su mirada, clavo sus ojos (por uno o dos segundos) directamente en los míos. Durante ese par de segundos no hice sino abrir exageradamente los ojos si como si con ello intentara retener su mirada, y prolongar aquel par de segundos al infinito. Durante el recorrido de la feria no hice más que torturar a mi esposa con mi letanía: ¡MVLL me miró a los ojos! Y me desvivía por hacerla comprender lo extremadamente importante que había sido para mí esa mirada. La feria, fue inevitable que no se redujera a aquel breve suceso. Tal es así que no veía la hora de llegar a casa y sentarme a escribir un artículo al que titularía El día que Mario Vargas Llosa me miró a los ojos, y que pronto colgaría en mi blog. El artículo, por gajes de la esclavitud moderna, si bien lo empecé, jamás lo acabé de escribir, y por supuesto, jamás lo publiqué en mi blog. El que MVLL, uno de los más grandes escritores peruanos, me hubiera mirado por un par de segundos, fue, simplemente algo increíble; el que ese par de ojos, que atestiguaron el nacimiento de grandiosos mundos literarios como Los Cachorros, Conversación en la catedral, La Fiesta del Chivo, se hubieran posado sobre mi casi inadvertida humanidad, aunque sólo sea por un par de segundos, fue simplemente un milagro, un honor infinitamente inmerecido e impagable. Aunque honor a la verdad, sino hubiera sido por la llegada del nobel de literatura al Perú o a MVLL que es lo mismo, El día que MVLL me miró a los ojos quizá jamás hubiera salido del anonimato; pues la llegada del nobel de literatura al Perú o a MVLL, que es lo mismo, ha hecho posible que yo sacara tiempo del tiempo que hace tiempo no tengo para al fin terminar de escribirlo, claro, aunque de modo distinto. Son, si la memoria no me traiciona, además de mi esposa, los poetas Ricardo Ayllón (Chimbote) y Antonio Escobar (Guadalupe), los únicos testigos de la existencia de esta anécdota; es a quienes habría contado sobre la existencia del no nato artículo; desde una perspectiva actual, pareciera que en su momento sembré testigos a priori, como si sospechara que un día sucedería algo que haría poco creíble el que mi anécdota elevada a categoría de mito es producto de mi admiración y no del arribismo; sólo espero que mis tres circunstanciales testigos corroboren mi historia.

No me avergüenza decirlo, con Los cachorros me sucedió lo que me sucedió con Trilce; no los entendía un carajo. Es más, a ambos textos los abandoné casi de inmediato, la primera vez que intenté leerlos. Pero menos mal que no los abandoné del todo. En mi interior se fraguaba una batalla bizantina entre dos argumentos que cada uno a su modo justificaban mi experiencia lectora negativa: (1) mi ego lacerado argüía que los textos eran simplemente malos, (2) mi conciencia argüía que mi nivel de lectura era simplemente pobre respecto al que ambos textos exigían. La supremacía de la segunda posibilidad sobre la primera, o de la conciencia sobre el ego, fue lo único que me permitió, a la larga, acceder a ambos mundos ficcionales y poder disfrutarlos, la segunda posibilidad me permitió comprender de una vez por todas que la literatura era infinitamente mucho más de lo que hasta ese momento había conocido. La literatura, desde entonces dimanó en un mar bullente y contradictorio, en un mar irreverente tanto en su forma como en su fondo.

Que si MVLL es de izquierda, de centro o derecha, que si es de abajo o de arriba, que si es del costado o es del medio, qué carajo importa. Pero claro, es humanamente entendible que hubieran preferido que el nobel de literatura peruano fuera de izquierda los izquierdistas, de derechas los derechistas, etc. Pero, la realidad ha sido simplemente dictadora, castrante, y ha decido que esta vez (en nombre de decenios futuros) el nobel de literatura recaiga sobre un MVLL decretado, casi unánimemente, neoliberal. Imagino lo infinitamente felices que han de estar por añadidura todos los neoliberales, incluidos los neoliberales que ni siquiera han leído a MVLL; como también imagino, lo infinitamente infelices que han de estar los izquierdistas, por ejemplo, incluidos los izquierdistas que no han leído a MVLL. Sí, porque en el Perú, opina hasta aquel que desconoce por completo el objeto que es materia de opinión; es decir, opina hasta el inopinado, lo cual es una contradicción, ¿no? Yo, me curo en salud, y confieso que mi opinión optimista y positiva sobre el depositario del permio nobel de literatura 2010, y por ende la felicidad coyuntural que me salpica, se sustenta en la breve parcela literaria que he leído del nobel peruano, cuando éste aún no era un nobel de literatura, aunque ya era peruano. Claro, decir, post premio nobel, que MVLL es un genial escritor, resulta simplemente conveniente, cuestión de supervivencia. Y no lo dudo, éstos florecerán por miles. Tanto, que llegará el día en que todos los peruanos, y por qué no el mundo entero, dirá lo genial escritor que es MVLL al margen de si lo han leído (algo, aunque sea) o no; es decir, inopinadamente repetirán que MVLL es un genial escritor porque simplemente la academia sueca así lo ha decretado. Sucederá algo parecido a lo que sucede con Cesar Vallejo: ¿quién es el mejor poeta del Perú?: Vallejo. ¿Has leído a Vallejo?: No. Increíble letanía, pero cuasi cierta. Es lamentable que la mayoría necesite para poder enorgullecerse de sus héroes, que estos, primero sean legitimados por alguien de y/o desde afuera, alguien a quien implícitamente consideran superior.

En fin, mi admiración infinita por MVLL no me priva confesar, para beneplácito de sus detractores, lo que hace un par de años dijera en algún blog: si algo no me gusta de MVLL es el título, sí, sólo el título de su penúltima novela: Travesuras de la niña mala. Algo malo debía decir sólo por aquello de aplacar un poco el dolor de los dolientes gratuitos que accedan a este texto celebratorio, a este texto admirativo.

MVLL, gracias por compartir conmigo tu universo ficcional; y sobre todo, gracias por gastar tus ojos, aunque sea un par de segundos, mirando a los míos.

Poemas de LA VOZ DEL PENSAMIENTO, libro de Francisco Muñoz Soler (Málaga – España)

Mis ojos
Te envío mis ojos a través de las ondas
de los queridos corazones que nos dejaron
y velan por nosotros en el permanente intangible,
en mis ojos tienes toda la dulzura y serenidad
que mis córneas y mi alma sostienen.

Tríptico de singladura
1.
“Los amores, si llegan con pujanza excesiva,
ni buena fama ni virtud proporcionan al hombre”
Eurípides (en boca de Medea)


Mi vida traspasada por el impulso del tenso arco de Cipris,
fue tanto su fulgor que aún reminiscentes rescoldos
ulceran el equilibrio de mi otrora calma áurea,
triste amor que fue alimentado por idílicos sueños
donde la fascinante antorcha que vislumbré fue señuelo
que me condujo irremisiblemente a barrancas del campo de Marte.

2.
“Siento dolor al recordar cómo me besaba,
ya arteramente pensando en abandonarme”
Papiro Grenfell


Siento implacable dolor en lo profundo de mi seno
cuando observo bondadosos destellos fulgiendo en los hermosos párpados
del hijo más inocente, entrañable y bueno, entonces recuerdo
como arteros labios untaban pasión de arco dorado
en mis entrañas y mis sueños, mientras preparaban
borrascosa tormenta de arena en el cielo de mis días.

3.
“¿Qué es lo que haces otra vez? De tu enajenación ¿Cuál es el fin?
¿No te has percatado todavía de que tienes canas en las sienes?
Teócrito


Me dejé enardecido por mis ansías e insensatos ensueños arrastrar
y enajenado estuve a punto de sucumbir otra vez
en la más amarga de las siniestras desdichas,
ahora en mi recién edad discreta me dedico a nobles pensamientos
alejados de las cenizas de mi pasión celebrada,
… sensata singladura deseo a mis días, ojalá en Ítaca esté Afrodita.

Certeza
A mi hijo se le murieron los abuelos,
a uno no lo conoció, al otro casi por fotos,
ha asimilado que los abuelos se mueren
y da por bueno y lógico que moriré cuando sea abuelo,
en su conforme seguridad yo le pregunto, mirándole a los ojos,
¿tendrás hijos?, por supuesto me dijo íntimamente convencido.
… y seguimos en lo nuestro, en lo incierto.

Baquiana
I
De un cierto tiempo atrás
De un cierto tiempo atrás
recorro el camino imaginario
que me llevará a la breve línea
frontera de mi arrabal poético,
quizás entonces dejaré de ser
anexo paria de las nobles letras
esas que en fino oro ennoblecen.

II
Baquía
Adquirir el práctico conocimiento
que confiere vencidas experiencias,
hollar mis aún ignorados atajos
hacía la deseada línea imaginaría,
vencer la opaca e intangible dureza,
que esconde la luz de mis versos,
tender campos abiertos a mi poética.


*El autor de la pintura que se muestra en este post es Miguel Ángel Huerta Zúñiga (Chile) y forma parte de la carátula de La voz del pensamiento

Una aproximación a la novela RONDO (cuarta edición), de Miguel Garnett. Por Ricardo Ayllón

Rondo es uno de los libros que mayor curiosidad me ha producido durante los últimos años pues permanentemente he oído hablar acerca de él y de su autor. En diversas ciudades del país, donde encontraba lectores o críticos que conocían el proceso de la actual literatura andina y peruana, llegaba siempre hasta mí el comentario de que Rondo es una novela de lectura inaplazable.

La lectura de esta cuarta edición (Martínez Compañón, octubre de 2010) suscita en mí ciertas reflexiones y conclusiones que, por fortuna, se me revelan relativamente despejadas debido a que he tenido la oportunidad de encontrarme en estos meses con otros libros de Miguel Garnett. En el mes de junio de este año leí de un tirón Yo, Cornelio, su novela más reciente; y, animado por su prosa, leí luego Catequil y Cañadas oscuras. Todo lo cual ha permitido que me haga una idea casi global del imaginario manejado por Garnett en su novelística, de los temas que lo asedian, del tipo de personajes que gusta elegir para sus construcciones ficcionales, de su aporte autobiográfico en el contenido de éstas y de la naturaleza de su mensaje.

Entiendo que por tratarse de la cuarta edición de Rondo, y por considerarse una de las novelas más leídas de la sierra del norte peruano, muchos han venido esta noche no a que se les cuente la historia o trama de la novela, pues sin duda ya la conocen, sino a saber qué nuevas opiniones surgen de su lectura. En lo personal, considero que Rondo es de una textura expresiva digerible y natural, con una tendencia a originar en el lector una inevitable seducción por los personajes y los sucesos narrados. Y es que el edificio argumental está apoyado en una organización social que rápidamente se nos hace familiar, ésta es nada menos que una pequeña y tradicional sociedad andina en la cual están bien definidos los roles de cada uno de los personajes, lo que facilita la interpretación psicológica y el proceder de éstos, y hace que parezcan lógicas sus reacciones y actitudes respecto a la presión que ejercen sobre ellos los sucesos acaecidos en Santa María de Condorcocha, el escenario creado por el autor.

Son pocas las novelas en el Perú que, luego de publicadas, continúan editándose y leyéndose, continúan llegando a las manos de nuevos lectores recomendadas por quienes los precedieron, pues descubren en ella algo que nunca deja de gustar. Si Rondo ha llegado a esta nueva edición y su área de expansión encuentra cada vez más lectores, es porque algo bueno está ocurriendo; entiendo, inclusive, que ha cobrado mayor interés entre los campesinos de Cajamarca. ¿Y por qué será? La respuesta quizá se oriente a que, si la comparamos con las actuales novelas realistas peruanas que han alcanzado fama (pero no precisamente una gran lectoría) gracias a sus innovaciones estilísticas, temáticas o técnicas, Rondo es más bien del tipo de novelas que privilegia la crítica social sobre el artificio, y que plantea la reflexión personal más allá de la preocupación táctica. Y si, por otra parte, la confrontamos con aquellas novelas que tocan más bien aspectos propios del plano subjetivo o íntimo, pero que en su desarrollo apelan a la providencia para la solución de tales problemas (entiéndase, novelas de autoayuda, que actualmente es un tipo de libros con gran cantidad de seguidores), Rondo nos enrostra en la cara –más bien– nuestros defectos, nos desnuda frente a ese espejo que constituye la personalidad de cada uno de los personajes, en algunos de los cuales hallaremos sin duda nuestra propia imagen. Y, de todo esto, surge el mensaje directo a nuestras conciencias, el llamado de atención tendiente a reforzar la parte más débil de la idea que aún manejamos de sociedad peruana, sea cual fuere el estrato social de donde provengamos o el escalón estructural que representemos.

La eventualidad de un huaico o alud que arrasa gran parte del pueblo en la parte final de la novela, podría brindar la apariencia, sin embargo, que la salida del autor es, también, una suerte de intervención antojadiza de la providencia o del destino; pero si lo vemos bien, se trata de una contingencia trágica, de un suceso dramático que llega para empeorar las cosas que ya están bastante perturbadas con el acaecimiento del robo de las prendas de plata de la Virgen de la Asunción en la iglesia, con el injusto encierro en la comisaría de Miguel Ángel y Rondo por ser los primeros sospechosos de dicho robo, con el otro encierro injusto del rondero Vicente Huamán por una falsa acusación de terrorismo, con las aspiraciones egoístas del capitán de la Policía, o con esos desniveles sociales arraigados que han producido el maltrato de los campesinos y la equivocada idea de superioridad por parte de algunos “notables” de Condorcocha como el abogado Arturo Portal o los miembros de la familia Agarrado Murga. Pues bien, la presencia de este huaico o alud, constituye a mi entender no sólo una tragedia más que, sin duda, impresiona al lector y nos hace admirar la habilidad del autor de ponerse casi como un reto esta repentina desventura y ver cómo hará para desenrollar ahora este nuevo nudo en la trama. Sino que este alud es, asimismo, toda una alegoría o metáfora de lo que nos hace falta en la sociedad peruana: un alud es un fenómeno natural que lo rebasa todo, que afecta a todos, que cuando cae sobre una población no hace distingos entre buenos y malos; y que sin duda llega para hacernos entender que ante el poder de la naturaleza todos somos iguales, nadie es más que otro; y que, sin embargo, luego, viene la limpia, la reconstrucción, la renovación. Un alud, de este modo, llega para proponernos un cambio, una purga; y éste, es el mensaje más grande que brinda la novela: el de que luego de vivir una experiencia límite, de haber visto a la muerte tan cerca y de la manera más espantosa, llegará luego la reflexión, la renovación de las conciencias o de la idea que se tiene del mundo y, por supuesto, de nuestros propios corazones. Se trata, en suma, de una verdadera sacudida existencial.

Mientras leía la novela pensaba por momentos que la manera esquemática en que están trabajados los personajes y el tipo de comunidad que Garnett propone, son propicios para que el lector pueda entender de manera despejada el mensaje que el autor (recordemos que es sacerdote de profesión) nos plantea. Además que es una que él bien conoce por su trabajo pastoral al interior de nuestras comunidades andinas, y que, posteriormente, repite y hace más versátil artísticamente en Catequil, una novela que estamos también obligados a leer.

Los conflictos que tejen los protagonistas en Rondo, la descripción del panorama humano y urbano, la polarización entre un pueblo que parece extinguirse en la porfía de sus tradiciones, como es Condorcocha, y otro que surge y le hace competencia a raíz de su pragmatismo económico, como es El Cruce; todo ello recubierto por la presencia de un personaje casi alegórico como es el campesino Rondo, provoca una suerte de coexistencia eficaz en el logro de la trama. Sin duda para los preceptos morales que la novela plantea, Rondo es una pieza que se entiende como causa y efecto. El hecho de que su presencia abra la novela en la primera escena, brinda la posibilidad de pensar que su personalidad y sus cualidades excepcionales fueron el motivo iniciático del autor de emprender este trabajo narrativo (ya Garnett ha narrado en alguna oportunidad cómo la primera imagen o escena de la novela se le ocurrió de manera espontánea); y, por otra parte, la sensación producida por su rol de figura emblemática, el hecho de que parezca casi un enviado de la naturaleza y, dentro de su parquedad, se adivine y reconozca en él una suerte de sabiduría andina milenaria, producen una idea de plenitud, de mensaje global en la que se integran, funden y –por qué no– también se extinguen, algunas de las otras personalidades del resto de personajes.

El entusiasmo de sabernos parte de una sociedad en la cual todavía pueden existir personalidades como la de Rondo, o el encontrar parte de nuestro ser peruano en este relato sencillo pero profundo, consigue, por una parte, que podamos hacer nuestras las eventualidades narradas en el libro; mientras que la habilidad casi natural de envolvernos con el tejido argumental apoyado correctamente por un buen manejo de diálogos, una buena secuencia de espacios y eventos alternados, así como la descripción adecuada del paisaje natural y humano, hace que la lectura no se nos caiga de las manos, y, como ya dije hace un momento, la novela parezca reproducirse en la preferencia de los lectores a la manera de una receta eficaz para saber entender y examinar las desigualdades de nuestra sociedad, así como para indagarnos íntimamente en cuál es el destino que queremos para ella.

Pienso, en conclusión, que aquí reside el éxito de Rondo, y el de Miguel Garnett, su autor, un narrador que parece tener las cosas claras en cuanto al destino de su novelística y al legado espiritual, intelectual y humano que pretende dejar con ella.



* Texto leído el 21 de octubre de 2010, en el auditorio de la Universidad Privada del Norte (Cajamarca)

Cascahuesos Editores en gira Internacional. Presentación de BARRIDO DE CAMPO y GEOMETRÍA MORAL en Ecuador

Cascahuesos Editores cierra sus actividades del presente año con una gira internacional en el hermano país del Ecuador, en donde llevará a cabo la presentación de dos de sus más importantes publicaciones de poesía: Barrido de Campo de Juan José Rodríguez Santamaría (Ambato, 1979) y Geometría moral de Luis Carlos Mussó (Guayaquil, 1970). Estas actividades se llevarán a cabo en las 3 ciudades más importantes de dicho país, y contará con la presencia de varios intelectuales jóvenes de cada una de estas ciudades.

Las presentaciones de ambos libros se realizarán en las siguientes fechas:

Miércoles 8 de diciembre:
La presentación se realizará en la ciudad de Quito a las 19:00 horas, en el Auditorio principal del Centro Cultural Benjamín Carrión (Jorge Washington E2-42 y Ulpiano Díaz) y estarán en la mesa:
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· Fernando Escobar Paéz
· César Eduardo Carrión y
· José Córdova

Viernes 10 de diciembre:
La presentación se realizará en la ciudad de Cuenca a las 19:00 horas, en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Azuay (Presidente Córdova 789 y Luis Cordero) y estarán en la mesa:
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· Ángeles Martínez
· Cedric Rocher
· Carlos Vásconez y
· José Córdova

Sábado 11 de diciembre:
La presentación se realizará en la ciudad de Guayaquil a las 11:00 horas, en la sala Jorge Pérez Concha (5to piso) de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas (Av. Quito y Nueve de Octubre) y estarán en la mesa:
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· Fabián Darío Mosquera y
· José Córdova

Los esperamos a todos los que estén cerca, el ingreso es totalmente libre y habrá mucho vino de honor.
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